-Aviso- las situaciones aquí descritas pueden que no hayan pasado EXACTAMENTE como están planteadas, incluso puede que nunca hayan pasado mas que en mi mente o que haya pasado completamente al revés… Marta, si lees esto, necesitamos pan para los sambuches.
Éramos cinco… “combatientes”, para ese momento la palabra que mejor nos definía era “combatientes”. Luego de pasar por la ardua prueba de la espera interminable, una prueba inmensurable (A cargo de un ayudante buena onda) venía el último escollo, “El coloquio”. Eran las 18:30 aproximadamente cuando los cinco nos sentamos alrededor de una mesa con el ayudante enfrente y el fusilamiento dio comienzo….
Pero todo esto empieza ese mismo veinte de diciembre a las 8 de la mañana: cuando al llegar a la facultad me encontré con mis compañeros, Patricio “Pato”, Miguel “Holamiguel”, Matias “Epetaculo” y Pablo “Nananana líder”. La historia era simple: nos anotaron para entregar el 27, pero, debido a algunos problemas de logística (Es decir, Pablo se iba a la costa, Matias a su Zarate natal y Miguel a Rawson… no… no el que están pensando). Por estás razones insistimos a los ayudantes para que nos dejarán hacer la entrega el veinte y la respuesta fue más o menos esto:
“Miren, vengan el 20 a la mañana y si tienen suerte, los astros se conjuran a su favor, no me pica tanto el culo para irme y me compran unas facturas… ¡QUIZÁS! Les tomemos el 20. Cualquier cosa, tienen el 27 igual
Atentamente.
Mister Yo Soy Ayudante de SO”
Ok, no fue eso sino algo mucho más lógico y respetuoso, pero en mi corazoncito se sintió casi igual. La cuestión es que ni bien llegamos Pablo y yo fuimos a hablar con el Jefe de ayudantes/TPS para “dar el presente” y de paso yo aproveché para recordarle nuestras complicadas condiciones si teníamos que volver el 27. Su respuesta fue: “Esto es así, primero están los que tienen turno, luego los adelantados y después ustedes” (Sic). Eso me dio tanta esperanza como la que te da un manco de ambos brazos de meter un tanto en basketball. Pero bueno, eran las 8 am, y la mayoría habíamos dormido poco por distintas razones:
-Pablo porque estaba ansioso.
-Pato porque estaba nervioso.
-Yo porque cuando me acostaba me ponía a pensar en fractales o cosas similares que me distraían y además estaba ansioso.
-Miguel porque se quedo jugando al Battlefield 2 hasta la madrugada y no podía abandonar a su pelotón.
-Matias se había drogado y dormía como un angelito, él lo necesitaba ya que rendía Paradigmas ese mismo día a las 9.
En fin, mientras nosotros esperábamos a que la ganza (Es decir los ayudantes) pusiera (Es decir, nos dejará probar nuestro trabajo práctico). Matias intentaba lograr el milagro (Es decir, aprobar los parciales de funcional y objetos) en un estado de semi-conciencia que el mismísimo Cippolatti le envidiaría. No tengo noticias de su rendimiento y esperamos lo mejor de vos Epetaculo (Edit del 04-02-09 Le fue bien en funcional, ahora le falta objetos).
Volviendo a la historia principal, estábamos despiertos un sábado, a las 8 de la mañana, en un lugar donde hacía calor y no había ventiladores. Mientras tanto, el laboratorio estaba abierto pero las pruebas no empezaban hasta las nueve. “Ok, esto se viene para largo” pensamos los cuatro que estábamos ahí. En ese momento, Pato dijo por primera vez en el día una frase que se volvería un poco su muletilla junto con otra “Che, podríamos volver mas tarde…”. Mi mirada de “No flaco, si se libera un lugar de ojete quiero estar acá para usurparlo” y la respuesta de: “Si vos queres anda y volvé cuando te parezca. Si nos llaman yo entro” fueron lo suficiente mala onda como para que no insistiera mas.
9:30 horas, apertura del laboratorio para que los grupos empezaran a probar sus trabajos. Los primeros dos grupos entraron emocionados y confiados, como niños por juguetería… estuvieron ahí adentro, fácil, una hora y cuarto. Salieron felices y por firmar la libreta. Nosotros desde afuera los mirábamos con envidia y esperanzas. Envidia porque ellos ya se iban a boludear y esperanzas de que el resto de los grupos no vinieran, fallarán en seguida o alguna casualidad cósmica que nos permitiera a nosotros colarnos ese día en la sala de pruebas. Tipo 10 alguien tiene una idea genial: “Che, vamos al bufete que hay muchos grupos” era Pato, su idea no era nada descabellada pero justo había entrado Carla, nuestra ayudante y yo quería hablarle un poco para ver si por su mediación nos hacíamos con una plaza segura, por eso respondí: “Vayan ustedes, yo me quedo que quiero hablarle a Carla”. Pato y Miguel subieron al cuarto piso y yo me quede con Pablo.
A las 10:15 aproximadamente sale Carla, nos ve y nosotros la encaramos. Le contamos nuestra situación y como respuesta tenemos un “A ver… voy a preguntar”. Nunca mas salió y si consiguió respuesta alguna no nos fue comunicada. Pero a la media hora de esperar nos cansamos y subimos al bufete nosotros también. Allí nos encontramos con Pato y Miguel quienes ya habían apartado una mesa, en la tele estaban pasando alguna película del medioevo que ahora no recuerdo el título. Aprovechando que no había mucha fila me compré un pebete de salame y una agua (Lo cuál termino siendo mi desayuno, almuerzo y merienda).
A eso de las 12:30 volvimos a bajar los cuatro (No sin que antes Pato esgrimiera por segunda vez su frase de “Che, estamos esperando al re pedo. Podríamos volver a última hora y…”), no era que esperáramos que nos dejarán entrar en ese mismo instante pero queríamos estar por una cuestión de feeling. “Si te ven en la puerta desde la mañana quizás le des suficiente lástima y te dejen pasar al final, como para que no sea un garrón”. Mientras esperábamos y tratábamos de abatir nuestra desesperación, ansiedad y molestia por ese estúpido calor/humedad que se condensaba y no te dejaba en paz Pato acunó su segunda gran frase del día: “Che, espero que salgamos a tiempo para ver el partido de Boca…” (Cabe aclarar que Pato es de River). Creo que esta vez las miradas de odio y “Oh dios mío, no te puede importar tanto un partido de futbol en medio de un tp que costó tanto hacer.” No fueron solo mías. ¡Ah! Para esa hora ya se nos había vuelto a unir Matias que había perdido todo rastro de lucidez hacía media hora cuando terminó de rendir y se limitaba a asentir mientras pedía que le abrieran cancha.
Las horas pasaban y nuestro humor, lucidez, coherencia y apariencia se iban deteriorando a un ritmo acelerado (Yo ya no daba mas y quería un lugar cómodo donde tirarme). Las charlas entre nosotros se limitaban a simples sinsentidos e intentos de levantarnos el ánimo entre nosotros. Cada tanto salían grupos y nosotros nos decíamos “¡Bien! Van rápido, seguro que vamos a rendir”, pero también aparecían muchos grupos lo cuál era un poco desalentador.
A eso de las 16:30 sale uno de los ayudantes y nos pregunta que grupo somos “DeJu” respondemos a coro. Mira su lista, nosotros ponemos cara de buenitos, él sigue mirando su lista, nuestra careta se cae y se convierte en algo cercano a la locura, levanta la vista, sonrisa de grupo… “No, pero les falta poco, ¿Eh?”.
¡AAGHHH! En mi mente estallan bombas atómicas que arrasan con toda la familia del ayudante, el profesor, la facultad, el mundo y del creador de Linux. ¡A no desesperar! Vamos a entregar el trabajo hoy, vamos vamos…
17 horas, entrada del laboratorio… otro grupo sale contento, detrás de ellos el ayudante pregunta “¿Grupo DeJú?”. Los cinco levantamos nuestras cosas y vamos caminando hacía la puerta. En mi mente la escena ocurre en cámara lenta mientras suena música épica (Alguna del señor de los anillos). Nos sentamos en la misma línea en la que, siete dias atrás, nos bocharon porque los paquetes se perdían. Era la revancha.
Las primeras… no sé, cinco o seis pruebas fueron perfectas. No se perdió ningún paquete, las búsquedas iban y venían en el tiempo estipulado, las descargas de archivos no solo eran rápidas sino que además funcionaban a la perfección. El programa andaba de mil maravillas. Pero la séptima prueba era sobre el tipo de ordenamiento de la caché y esa es una cuestión delicada.
Debo aclarar que se usaban dos métodos que suenan muy parecido “Least Recently Used” y “Last Recently Used”. Los dos métodos eran confusos, y la explicación en el tp no era la gran cosa tampoco lo cuál daba a una gran brecha que te permitía salir para cualquier lado. Al parecer, no hicimos EXACTAMENTE lo que los ayudantes querían que hiciéramos para el trabajo y por un momento estuvimos bajo mucha presión. Por suerte las otras pruebas habían sido muy buenas, nuestro ayudante sabía que el enunciado estaba confuso así que nos dejo seguir con las pruebas.
El tiempo pasaba y seguíamos haciendo cosas, mandando archivos, abriendo y cerrando servidores, probando las reconexiones y todo iba perfecto. Pero no se terminaba más. Haciendo todo esto estuvimos mas de una hora, hasta que el ayudante paro todo y nos dijo: “Bien muchachos, ya está, ahora el coloquio”. Nos miramos todos, sonreímos por un levísimo momento y luego nos dimos cuenta que todavía estábamos en la cuerda. Generalmente no te hacen pasar al coloquio directamente luego de que das la práctica, te hacen esperar unos minutos y luego si vas a rendir. Pero al parecer estaban con ganas de irse rápido por lo cual nos mandaron derecho a la otra aula, nos sentamos alrededor de una mesa (De izquierda a derecha: Miguel, Pablo, Yo, Matias, Pato) con el ayudante en frente nuestro y el fusilamiento dio comienzo.
El silencio era increíble, nos cruzábamos miradas de reojo entre nosotros pero no nos atrevíamos a decir una sola cosa por miedo a disturbar el delicado equilibrio que había en la sala. Sin embargo, esto no se podía mantener mucho tiempo. El ayudante comenzó a hablar y nos digo algo como esto: “Chicos, no se pongan nerviosos. Hablen y demuéstrenme que saben. Si no hablan no voy a poder evaluarlos y voy a tener que pensar que no saben lo que hicieron”. Luego nos pregunto a cada uno que habíamos hecho. Miguel se había encargado casi de toda la parte Windows y así lo dijo, Pablo había hecho el servidor de archivos y algunas cositas mas, yo había hecho el servidor, Matias hizo el servidor caché y Pato había hecho… Pato había colaborado con algunas funciones, en el debbugueo, pero no mucho más. Pero… ¡No podía decir eso! Así que dijo algo como que había participado un poco en cada uno de los módulos y con eso la zafamos.
Luego de esa “presentación” comenzaron las preguntas. Como él (El ayudante) ya sabía que habíamos hecho cada uno se limitó a preguntarnos sobre ese tema específico. Dentro de todo no hubo problemas, Miguel dudo un poco y casi tiene un resbalón al decir como hacía un procedimiento, yo me confundí y entendí mal la pregunta pero luego pude dar bien la respuesta, Matias tuvo una pequeña discusión sobre alguna cosa especifica, Pato tuvo un momento algo difícil respondiendo alguna pregunta y Pablo no supo como responder bien una especie de “pregunta bonus”. Pero, en resumen, salimos los 5 con la libreta firmada y la satisfacción de que esos últimos 4 meses que habíamos pasado no habían sido al pedo.
Saludos, grupo DeJu. Nos vemos
Juan Pablo