Hace mucho tiempo, en este mismo lugar, existía un chico. Un chico que creía en hadas y misterios, en magia y fantasía. Un chico al que los ojos le brillaban sin razón aparente y al cuál siempre le salía fácilmente una sonrisa (O una carcajada) en vez de una cara seria.
Si es obvio que estoy hablando de mi mismo. Es que el otro día me pasó algo horrible y recordé esas viejas épocas en las que todo eran sonrisas y colores. En aquellos tiempos yo estiraba la mano (Aunque nadie me lo pedía) y llegaba, alcanzaba a la gente y lograba hacerlas sentir, aunque sea, un poquito mejor.
Nunca fui de hablar mucho seriamente, no es que no pueda pero por algún motivo no hablo mucho de mi mismo y por lo tanto, ponerme serio sería una forma de revelar un cachito de mi, cosa que inconcientemente evito.
Pero no me quiero ir del tema, esto pasó hace poco. Sin embargo, hace tiempo que no logró ayudar a nadie. No estoy causando problemas, pero tampoco estoy ayudando a resolverlos (Lo cuál me hace sentir un vegetal). Pensando en estás cosas me quede viendo mi pasado y mi presente. Preguntándome ¿Cuándo dejé de poder estirar la mano y llegar? Me entristece ver a la gente que quiero sufriendo una u otra cosa y solo poder asentir, como mirando a través de un vidrio transparente.
Y entonces me di cuenta, hace unos años, cuando todavía no me había encerrado en está coraza de Todo me importa nada, yo podía llegar a la gente porque simplemente era lo que quería. Ahora, aunque dentro mío quiera y estire la mano a más no poder… sigo encerrado. Encerrado para no llorar, encerrado para no hablar de mas, encerrado para no hacer mal. Porque aunque a algunas personas ayudé, a otras creo haberlas lastimado (Todo por esa cuestión de personalidad descuidada que tuve). Por miedo a cometer errores, para no preocupar a los demás (Aunque por dentro me encanta ver que me quieren y se preocupan por mí), por todo eso me encerré. Mentí y miento diciendo que no pasa nada, que está todo bien. Es verdad, no tengo grandes problemas con la gente, tengo problemas conmigo mismo. Cosas que debo resolver por mi cuenta, pero siempre está bueno que te abracen sin motivo aparente, saber que podes contar con la gente y que van a estirar sus manos sin que vos se lo pidas.
En mi celular tengo guardado un mensaje: Contá siempre conmigo ¿Se acordará esa persona de que me lo mandó? En fin, no me enojaría si no lo hiciera. Seguramente, solo me ponga triste.
Ahora mis ojos ya no brillan por lo mismo, sino por un montón de emociones contenidas y guardadas por no molestar a los demás con mis problemas. Pero aún cuando estoy guardando y conteniendo eso sigo creyendo en hadas y misterios, en que si uno se esfuerza y se dedica con toda su alma las cosas van a salir, sigo creyendo en que la magia y lo desconocido está ahí y que si lo busco lo voy a encontrar. Sin embargo todo esto está muy adentro mío, guardado con celosía por mi mismo. Algunas cosas por vergüenza, otras por miedo, todas por estupidez.
Así que hoy, luego de un largo tiempo de estar encerrado, decido volver a salir a la superficie. Lloraré, saltaré, reiré y me deprimiré. Por eso vuelven los textos emos, por eso vuelvo a escribir en código y al mismo tiempo a la cara. Por eso estoy escribiendo esto, como una forma de abrir el candado, liberar mis sentimientos y dejarlos flotar una vez más. Porque la próxima vez que estire la mano, quiero llegar, voy a llegar.
Y mis ojos van a volver a brillar…
Juan Pablo
Liberación
Publicado por Juan Pablo en 23:48
Etiquetas: Revelaciones, Texto emo, Yo mismo
1 Comment:
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Pero bien, man.
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